La competición
Llega el día de la primera competición. Seguimos con el Jet Lag. Hoy me he despertado a las 6.15. Suerte que la competición es por la tarde. Desayuno con Fernando y me quedo en el cuarto descansando hasta que llegue la hora para ir a las pistas. Los días de competición, sobre todo si es de altura, intento hacer lo mínimo incluso el día de antes si puedo.
Hoy hace sol pero bastante frio. Al llegar a la pista bajo a la zona de calentamiento y me extraña no ver a nadie. Solo está mi amigo Mats, el sueco, que en cuento me ve me saluda efusivamente y, pillandome desprevenido, me suelta una parrafada de más de dos minutos. Mi cerebro no está todavía preparada para procesar tanta información en inglés.
- ¿Yes? - le contesto tímidamente y pongo cara pena, por que no he entendido más que decathlon, high jump y por los gestos que algo no fue bien.
En vista de que hoy los idiomas y yo estamos peleados y para no darle pié a que me de otra charla, me excuso y huyo cobardemente poniéndome a calentar, extrañándome, eso si, de no verle más que él. Porque entiendo que en Zaragoza o Sabadell la gente vaya a rodar fuera. Pero los -6º que debe de hacer en ese momento en Jyväskylä no animan precisamente a hacer excursiones.
Al cabo de unos 20' y habiendo recuperado mi inglés (a mi los idiomas me van y me vienen) le comento la situación.
- Bueno, es que falta una hora y media - le entiendo
Debo de haber entendido mal, así que insisto.
- Es a las 4
Iba a explicarle que yo había visto que era a las tres pero vuelvo a perder el idioma y lo dejo en un
- ¿Really?
Debe pensar que soy un hombre de pocas palabras y segun como me pille no anda muy desencaminado.
De alguna manera se me enciende la bombillita y me doy cuenta que durante dos días he estado pensando que Wednesday era viernes de modo que la altura M-50 que he estado viendo corresponde a la decathlon. Ya se que lo de Wednesday es tan grave como pensar que blue es el color rojo, pero cuando lees algo mal lo lees mal. Me quedé con el High Jump M-50 y mi cerebro que debe de andar ya por Laponia no quiso analizar nada más.
Así que empezamos bien la competicion. Más que calentar voy a ir recalentado porque tendre que hacerlo dos veces.
Se lo explico a Mats que me echa una mirada que no voy a intentar describir y me voy hacia las pistas a hacer tiempo.
En el segundo calentamiento aparecen todos los compinches y empieza el cotilleo después de no vernos desde el verano. Yo pillo lo que puedo pero es suficiente para ponerme al día de las lesiones de todos, cosa habitual e importantísima en una reunión precompetitiva de atletas veteranos estés en el de España o en el mundial.
Hay multitud de americanos. No sé que les habrá dado este año para venir a Jyväskylä. Les mola más cuando es en Italia o países más cool (para ellos).
Yo me junto más con los italianos y con Mats, unico represente del club de las cervezas de Gante, cuando con el croata, el belga y alguno más nos fuimos, justo después de la competicion, a la cafetería de la pista y donde, entre cerveza y cerveza hablamos de lo divino y lo humano, es decir de atletismo, entrenamientos y salto de altura y alumbramos una buena amistad continuada a través de facebook.
La primera vez que entras en una cámara de llamadas de un europeo o un mundial, sobre todo en salto de altura, te das cuenta que eres de los pequeñitos. Luego en la pista la cosa se iguala pero la verdad es que de entrada impresiona.
Normalmente nos ponen sillas en un rinconcillo para descansar entre salto. En este campeonato en cambio nos las han colocado en 5 o 6 filas. enfrente del listón Parece que estemos en el cine o en un autobús. Estoy por ir a por palomitas.
Como ando corto de técnica y confianza empiezo en la altura más baja. 1.40 para ir cogiendo talonamiento y confianza.
Soy el primero y único en esta altura. Lo salto sin problemas y me dedican una cerrada ovación.
¡¡¡A ver, menos cachondeo!!!. ¡Que esto es bajo hasta para mí, es sólo una cuestión técnica!. ¡Un poco de respeto que he sido subcampeón de Europa!.
Como ya he acabado saco la cámara un poco tímidamente y me acerco con cara de niño bueno al juez de altura y me siento a su lado. Qué me dejen hacer fotos o no depende de él en primera instancia y no siempre están por la labor. Este es comprensivo e incluso me ofrece una silla para que no esté en el suelo, diría que para alivio de mis compañeros porque mis fotos son muy apreciadas. El ruso incluso me ha regalado un gorro muy chulo y que abriga bastante más que el mío de Thinsulate.
Como ultimamente soy de los primeros en acabar les hago siempre un reportaje exahustivo de toda la competición. ¡¡Ya nos encontraremos en M-55!!.
En estas aparece un juez con brazalete, brazalete con pinta de mandar mucho y de malo, y le enseña una tarjeta amarilla a uno de los que estaba con una camara compacta sentado en el autobús. Se va, luego vuelve y se la enseña a otro. Y yo con mi megacámara, camuflado al lado del juez de altura como si la cosa no fuese conmigo poniendo cara de profesional y de, ¡¡muy bien!! ¡¡hay que echar a la competencia desleal!!. En cuanto se aleja, me pongo la cámara en la espalda por si acaso y me voy para el autobús. Mis compañeros me ayudan a camuflarla y reímos todos de que no haya visto la cámara más grande. Parece ser, de todos modos, que la tarjeta era por enseñar luego la foto o el video al que acababa de saltar. Por ayuda antirreglamentaria. Esos jueces no entienden la filosofía de camaradería de los veteranos. La filosofía de "al enemigo ni agua" en veteranos simplemente no existe. Al menos en saltos y me atrevería a decir que en general.
La altura se gana con 1.86. le gana el italiano al americano que era el campeón del mundo. Bravo por Marco, que es muy buen chaval.
Cuando acabamos siempre nos agrupamos bajo el listón con la máxima altura superada y empieza el ritual de las fotos.
Salen a a luz todo tipo de camaras que habian estado escondidas, hasta mobiles y una Ipad. ¡Si lo viera el del brazalete!
En medio de las todo el follón suena u a voz atronadora.
- ¡¡¡Gonsaleeeees!!! - Grita uno de los que se han acercado a ayudar con todas las cámaras.
Es evidente que se dirige a mi pero no lo acabo de reconocer. Me suena mucho pero lo confundo con un francés que conocí en Clermond Ferrand.
El sí que se acuerda de mí y entre gritos, abrazos y golpes en la espalda me doy cuenta de que es un finlandés. Ahora mismo no me acuerdo de su nombre pero es igual, el tampoco se sabe el mío. Cuando un finlandés te saluda tan efusivamente es que te aprecia mucho así que me estrujo el cerebro intentando recordar de donde viene tanta alegría.
Me invita a un café y, a pesar del riesgo que supone tomar un café, sobre todo de goteo, en Finlandia acepto.
Me voy acordando de él. Vive en Jyväskylä, a 30 kms, es profesor de autoescuela. Me presenta a su mujer y me dice que me ha estado animando pero como no tenía bandera española lo hacía con la finlandesa.
- Es igual -le digo.- Si soy medio finlandés.
Su mujer se queda asombrada de que me sepa un montón de nombre de ciudades finlandesas en las que le estado.
Le parece bien mi viaje y me recomienda que me compre unas gafas polarizadoras y una gorra con visera. Dice que el reflejo del sol en la nieve perjudica mucho la vista.
- En el instrumentarium -insiste. Si alguien tiene intención de hacer excursiones en moto de nieve o huskies es algo muy a tener en cuenta.
- En el instrumentarium -insiste. Si alguien tiene intención de hacer excursiones en moto de nieve o huskies es algo muy a tener en cuenta.
Tras una hora de charla consigo acabarme el café finlandés y me despido de él porque tengo masaje para estar bien para el triple y llego tarde. Me dice que el domingo estará de ayudante en la pista y vendrá a animarme. Tanto él como su mujer son encantadores, muy simpáticos y amables, Les animo a que vengan a San Sebastian. Buscaré y les enviaré información. Es lo más bonito de estas competiciones, son los amigos que haces.
El masaje acaba muy tarde y ya casi no queda nadie en la pista. Vuelta al hotel y cena en un cuarto con los amigos a comentar las aventuras del día y los planes y competiciones del día siguiente. Uno de los mejores momentos del día.
He echado de menos la cerveza de los saltadores del final pero Jyväskyla no es Gante, la cerveza no cuesta igual y falta el croata que es el que nos lía a todos para estas cosas. Como mucho sería café y eso puede acabar con nuestra amistad y seguro que con nuestra conversación.
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