jueves, abril 12, 2012

Dia 12 - De Inari a Rovaniemi y a Helsinki (1.155 Kms)



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La cosa empieza a ser comica. Hoy me desperté a las 3 y en blanco hasta las 5. Además la horrible cena de ayer parece que no me ha sentado muy bien, sobre todo en el bolsillo.
Al final siguió nublado y si hubo aurora no la pude ver. esta mañana amanece con una suave nevada que a lo largo de la mañana acabará en lluvia.
El desayuno no está mal pero no es el Scandic. hay tres tipos de pescado tipo arenque con diferentes salsas que, después de la cena de ayer, prefiero no probar.



A las 10 abren el Siida, el mejor museo etnográfico de la cultura lapona y una de las razones por las que venido hasta aquí.
Como mi autobús sale a las 12 y el museo, entre el hielo y la distancia está a unos 20 minutos me doy una hora para visitarlo.
Voy aprendiendo a caminar sobre el hielo. El truco, aparte de llevar botas de clavos, consiste en ir a pasitos pequeños. A la que das un paso largo y apoyas sobre el hielo, al suelo.
También he aprendido a buscar los tramos de nieve recien caída, los tramos de asfalto o las rodadas de las coches, mirando de reojillo por si viene uno salir pitando para evitar el remojón si hay algun charco cerca.
He conseguido volver al museo sin apenas sobresaltos. Lo dicho, un experto. La necesidad hace virtud.
El museo cuesta 9€ y tiene una exposición permanente y 5 o 6 temporales. Con suerte podré ver 1 o 2 corriendo.
Al abrir la puerta veo a tres empleadas aburridísimas que se me quedan mirando con curiosidad. No cabe duda, o soy exótico aunque quizás es que dé pena, o las dos cosas.
- ¿De donde habrá salido este? - se deben preguntar
- It’s hard to arrive here walking -les suelto presumiendo de ingés, con la esperanza de que esto no derive en una conversación.
- Where you come from? -me pregunta la más lanzada sin más preámbulos.
Ya empezamos
- Spain, but now I come from my hotel - no vayan a pensar ves a saber qué, que los idiomas os carga el diablo.
Se rien del pésimo chiste/aclaración, supongo, y cuando les explico que solo tengo una hora me envían directamente a la exposición permanente, aunque podían haberme enviado también directamente a la shop por la pinta de guiri que seguro que tengo.
Hago a veces demasiado hincapié siempre en esto porque cuando uno viaja arrastrando la mochila y lleva ya unas dos semanas de viaje por según qué hoteles o hostels, aparte de suscribir aquel eslogan sobre la ropa de, "la arruga es bella", se suscribe también al pensamiento mediterráneo de que cuando hace mucho frío lo mejor es la táctica de la cebolla, ponerse capas. Lo cual se traduce en un cómico abultamiento de la figura y la certeza, para quien te ve, que no eres de allí. 
La exposición es magnífica y bien vale el viaje. Y aun habría estado mejor si cuando estaba en mitad de la sala principal que empezaba a llenarse no hubiese sonado mi mobil, que olvide silenciar, y que tiene un tono con el discreto sonido de un elefante el celo, a todo volumen, para que cuando estoy en alguna empresa y suenan, sepan inequívocamente que es mio. Con toda la ropa que llevo encima no consigo llegar hasta él y suena durante unos interminables segundos.
Si al menos la exposición hubiera sido sobre la fauna africana podía haber pasado como un efecto más. Pero aquí que son todo pajarillos, alces renos y algún oso despistado, sonidos así no se oyen desde la época de los mamuts.
Sigo avergonzado bajo la mirada reprobadora de unos cuantos visitantes y finalmente acabo, como era de esperar, en la shop.
Hay cosas majas pero decido esperar a Helsinki que allí hay más competencia y se notará en los precios.
Vuelvo al hotel ya como un profesional del “camipatinaje” sobre hielo.
Por segunda o tercera vez le pregunto a la recepcionista si seguro que el bus para en la puerta del hotel.
- At 10 past 12. -Me asegura.
El bus llega a las 12 y 9 y eso que viene desde Karasjok, Noruega. Es mi amigo, el que me trajo ayer. !Qué crack!. Se acuerda y de mi y esboza lo más parecido que tiene a una sonrisa.


Esta vez me puedo sentar en la primera fila. Aun no me lo acabo de creer. En el hotel Inari recogemos a una pareja de catalanes jóvenes que se sientan a mi lado. Rosa ya estaría hablando con ellos pero yo me planteo que quedan 5 horas por delante y quiero disfrutar del paisaje y de mi música, cosa que cuando vas con gente no puedes. No me descubro aunque la pinta mediterránea no me la quita nadie.
El conductor se lanza “alegremente” por la serpeante carretera de Inari a Ivalo, ya nos conocemos, y que va rodeando el lago que es enorme.



Clava la velocidad con lo que van indicando las señales, pero que parecen más indicadas para circular en verano.
Primera parada Ivalo, 30 minutos. descubro mi nacionalidad cuando me preguntan algo en inglés. Intercambiamos información en el café y luego en el bus hasta que les puede el cansancio.
En Kilopaaha tomamos un desvío y recorremos una carretera completamente blanca durante unos cuantos kilómetros hasta una parada en el quinto pino donde al final resulta que no recogemos a nadie y regresamos por el mismo camino.



Y allá vamos otra vez, camino de Rovaniemi. La carretera tiene ya roderas entre la nieve por la lluvia que va cayendo y no bajamos de 90 siendo 100 la velocidad habitual.
Un coche con el que nos cruzamos nos lanza un montón de nieve directo al parabrisas. El conductor ni se inmuta. Supongi que así es como se han producido las grietas que muestra nuestro parabrisas frontal.
Pasamos por el parque nacional  Urho Kekkonen, antiguo presidente de Filandia y un poco más allá adelantamos a un quitanieves.



- No haceis falta, pienso- que ya vamos nosotros. Los coches lo que más van son a 90 el más rápido. Nada que hacer con el expreso de Karasjok, que jamás baja de 100.



El cansancio se acumula y paso buena parte del viaje durmiendo. El camino ya me lo conozco y al no estar la mayor parte de la carretera nevada ya no estan emocionante como a la ida.
Parada en Sodankyla. Hay menos nieve que a la ida.



El lavabo de caballeros sigue abierto y no hay que pagar pero el de las chicas no.
Esta vez tomo té. Mi cuerpo y mi paladar lo agradece.  El conductor ya se ha acostumbrado a mí y diría que incluso me ha tomado cariño. Me avisa de de todas las paradas y cuando se va.
Seguimos volando por la ruta e camino de Rovaniemi. Por fin nos adelanta un coche de alta gama calaramente por encima del limite de velocidad. El único en 700 kms.
Empiezo a detectar señales de cansancio en el conductor. Lenguaje no verbal. En el frontal del autocar pone que llega hasta Oulu, espero que lo releven en Rovaniemi. Si viene de karasjok más nuestras 5:30 horas, ¿cuantas lleva? y hasta Oulu son como mínimo 5 horas más y ayer ya hizo el viaje de ida.
Volvemos a pasar por Santa Village, luego el aerouperto y por fin entramos en Rovaniemi.
La primera parada es en la estación del tren. ¡¡Fantástico!!. Antes incluso de dejar el equipaje en la consigna voy a sacar el billete para Helsinki.
- Lo siento, no tenemos ordenadores -Me explica el de la taquilla- Tendrás que sacar el billete en el tren o probar media hora antes a ver si hay suerte.
- Putos informáticos. Dónde están cuando se les necesita. En mi caso en Finlandia. Espero que el que tiene que arreglar esto no esté en España.
Dejo la bolsa en la consigna automática, 2€ 24 h. y me acerco otra vez al de la taquilla para preguntar si en el tren se puede pagar con visa pero ¡Oh!, ya funcionan los ordenadores.
- Qué grandes que son los informáticos finlandeses. Si no fuera por ellos nada funcionaría.
Descubro un enchufe en la estación y aprovecho para recargar un poco el móbil y luego me voy a dar una vuelta por la ciudad,
Tengo un par de horas. El tren sale a las 9:08. La tarde es fea, oscura y lluviosa. El hielo casi ha desaparecido pero el que queda es más traicionero porque no lo ves.
Paso por un tunel inundado y me las veo y me las deseo para no caer y para no mojarme los pies.
Tengo poco tiempo y la luz no es muy buena, tiempo justo para para hacer algunas fotos y comer algo, por suerte conozco perfectamente los puntos de interés: 


                                                                      La Universidad


                                                            El Lapia Hall y la Biblioteca


                                                                     La Iglesia Luterana



                                                        El puente de hierro del ferrocarril,


El único que había hace 30 años la primera vez que vine y bajo el cual pasaban troncos río abajo día y noche.
Frente a él el puente nuevo, modernísimo y cuyo nombre impronunciable, Jätkänkynttilä, significa “lámpara del leñador” o algo así.


                                                                   El Jätkänkynttilä

Decido volver a la estación. Esta todo muy oscuro y las fotos no quedarán bien. Por un momento pensé en bajar al río pero en vista de como está el tema de peligroso prefiero ir por caminos más seguros.



Apenas he comido y parece que no tenga hambre pero cuando paro en un “Grilli” y le hecho mano a un hotdog me doy cuenta de que estoy famélico.
Uno delante mío se lleva un pack de patatas fritas con trozos de frankfurt y 30 potingues de guarnición suficiente para romper los test de colesterol de una familia.Aquí parece que no se cocina mucho. Tiene bastante clientela para lo tarde que es y el frío que hace.
Vuelvo pues a la estación y me subo al tren que ya está colocado desde hace casi una hora.
El compartimento es espectacular y eso que he cogido el barato compartido: camas grandes tamaño finlandés, enchufes, hilo musical con auriculares, despertador programable por si has de bajar de madrugada, compartimento de bebidas y de de maletas, uno para cada una de las dos camas, donde cabe mi megabolsa de 120 litros, la de las fotos e incluso los zapatos con unas rejillas para ventilarlos. Lavabo y water en una habitación contigua pero dentro del compartimento. llave de agujeros y llave para el compartimento de una ducha exterior. Correas para esquíes, perchas. Vamos, lo mismo que en España, porque para más inri es un talgo.



He cogido una cama en un compartimento de dos y como dice el taquillero como con pena
- Si nadie pide otra igual estás tú solo.



De momento el tren sale y estoy solo aunque también para el Oulu y supongo que en algun otro sitio del camino. De momento cierro la puerta con llave y tengo 3 horas para mi sólo.



Sigo investigando el lavabo y flipo. Resulta que además de tener jabon, tarrinas de “agua de primavera”, supongo que para beber y una manguerilla por si a alguien no le gusta el papel higiénico, veo que hay una especie de alcachofa un poco escondida, le doy a una palanquita y resulta, ¡¡que tengo ducha!!. Como soy novato en esto, si la pruebo será mañana antes de bajar no vayamos a inundar el pisito.



¡Madre mía! ¿Si talgo sabe hacer las cosas así porqué nosotros tenemos lo que tenemos? No creo que ni nuestra individual en españa tenga estas comodidades y estas anchuras. La doble la he probado y puedo asegurar que no.
También tiene enchufes para recargar mobiles o cualquier gadget. Perfecto, a dormir.




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